viernes, 6 de enero de 2012

El Amor

Cuando una mujer te vuelve loco de verdad no puedes evitar sentirte como un adolescente pajero a su alrededor. Aunque lo intentes evitar, su presencia te turba hasta el punto de convertirte en un pagafantas balbuceante con menos magnetismo sexual que una lechuga. 

No desesperes. Analízala meticulosamente hasta que detectes algunos fallos. Igual le gusta leer libros como Crepúsculo, igual le va la homeopatía, a lo mejor tiene el culo un poco gordo, lo mismo da. Convéncete a ti mismo de que debido a esos fallos en realidad no vale más que muchas otras y desde luego para nada más que tú. 

Cuando hayas conseguido interiorizar esto y te vuelvas a encontrar con ella, tu serenidad y seguridad en ti mismo te hará irresistible. Te permitirás tomarte las cosas con calma e incluso hacerle creer que no estás muy interesado. Esto la volverá definitivamente loca por ti. Caerá rendida a tus pies y tú te reirás para tus adentros pensando en lo idiota que habías podido ser. 

Sin embargo, al despertar y verla durmiendo desnuda a tu lado, comprenderás que no es la misma mujer de la que te enamoraste. Ahora es una imbécil que lee basura o una gorda que tampoco te pone demasiado. En realidad, ni siquiera te ha dado tanto subidón tirártela. Te levantas y te piras de su piso sin hacer mucho ruido, pensando que dios es un hijo de puta con bastante sentido del humor.

5 comentarios:

miriam de la selva dijo...

Totalmente aplicable en el caso del enamoramiento de las chicas hacía chicos.

paletos_ignorantes dijo...

Esta reflexión no estará inspirada en un colega un poco looser?

El Rey

Justine dijo...

Por qué parece que no lo has escrito tú, Sleeve?

Anónimo dijo...

será xq me lo encontré escrito en una galleta de la suerte

sleeve

Justine dijo...

Cuánta sabiduría para una galleta