sábado, 15 de septiembre de 2012

escalada

acabo de iniciarme en el magnífico mundo de la escalada. Me parece un deporte estupendo. Lo puedes practicar en cualquier rocódromo dentro de la ciudad, o puedes desconectar por completo saliendo un poco de madrid en distintos sitios en los que disfrutarás como un enano escalando en un entorno natural privilegiado. Ayer fuí a patones, a unos 60 km de madrid, cerca del embalse del atazar.

La escalada es un deporte muy psicológico. Te enfrentas a tus miedos constantemente. Las barreras físicas no lo son tal si consigues dominar el miedo y las ganas de bajarte de allí. Lo pasas mal cuando estás a 15 metros del suelo y no sabes dónde cojones te vas a agarrar para seguir subiendo, y eso teniendo en cuenta que estás asegurado por una cuerda y arnés que, si eres el primero en subir (el que abre ruta), garantizan una caída no mayor de dos o tres metros y, si eres el segundo, eliminan cualquier tipo de caída ya que la cuerda está practicamente tensa toda la subida ( con margen para no ayudar al escalador).

En cualquier caso, existe gente por ahí que hace que cualquier tipo de queja o acojone sufrido por mi persona ahí arriba parezca la de un niño de 5 años al que no le gusta el tomate y le están obligando a comer gazpacho por lo que rompe a llorar desconsolado, ante lo que los padres se descojonan  porque saben que el pobre diablo no se va a salir con la suya. Una de esas personas era Dan Osman, no quiero imaginarme lo que pasaba por la cabeza de este puto zumbado, uno de los mejores escaladores sin cuerda de la historia, que murió curiosamente al fallar una cuerda mientras realizaba una caída libre controlada en Yosemite, california. Aquí os dejo un vídeo del colega.

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