viernes, 17 de julio de 2009

Nuflo


En la lengua española existe un vacío dramático. Seguramente habéis sido conscientes más de una vez. Concretamente, lo que falta es un término para designar el órgano reproductor masculino cuyos matices se adecúen a nuestro día a día. Si decimos pene o algún eufemismo cursi como partes nobles o pudendas, pareceremos unos pringaos sin remisión. Pilila deja de poder decirse a eso de los 12 años. Verga, falo, herramienta del placer o metáforas pintorescas como calipo de carne son más bien de peli porno o relato erótico (esto me lo ha contado un colega, que yo no leo esas cosas). Cipote, rabo, nabo, tranca o chorra quedan muy de pueblo. Picha y polla también, y además se usan como apelativo en esa parte del Tercer Mundo que llamamos Andalucía.

¿Qué hacer? ¿Debemos renunciar a hablar de esa parte tan amada de nuestros genitales sin ruborizarnos o parecer unos degenerados? Pues no, gracias a que existe un nuevo término que satisfará todas vuestras necesidades: nuflo. Efectivamente, nuflo es a la par formal y desenfadado, risueño pero preciso. Para terminar, he aquí algunas frases de ejemplo que ilustran su uso:

  • Ojo con la bragueta, que se te ve el nuflo.
  • Entonces le dio un ataque epiléptico, se le cerró la mandíbula y le arrancó el nuflo de cuajo.
  • Lo que toda lesbiana necesita es un buen nuflo entre pierna y pierna.
  • Me han salido unas manchas raras en el nuflo, tengo que dejar de sodomizar indigentes sin condón.

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