Es complicado apreciar un deporte que no se conoce mucho. Por eso me parece tan mófico cuando llegan los juegos olímpicos y todo el mundo está de acuerdo en que al pobre judoka español le ha timado el arbitro y lo que era un yuko tenía que haber sido un waza-ari o al revés. A mí todavía me pasa un poco con el fútbol americano. Por ejemplo, hay un chaval de los New York Giants llamado Jean Pierre Paul que se supone que es la hostia. Cuando veo sus mejores jugadas la verdad es que me quedo bastante igual.
Al parecer el chaval no había jugado demasiado al fútbol americano antes de la universidad, pero es un puto portento físico (en el artículo también explican que la mitad del tiempo ni se entera de lo que está haciendo por el campo). En el vídeo a mí me cuesta percibirlo, pero la gracia es que es capaz de romper el muro de negros gordos gigantes que protegen al quarterback para placarlo. Para ponerlo en perspectiva el angelito mide 1.96 metros, pesa 126 kilos y es capaz de hacer esto:
Es como una mezcla entre Lennox Lewis y un gimnasta olímpico.
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