sábado, 12 de marzo de 2011

Juego limpio a hostia limpia

Imaginad la siguiente situación en un Barça-Madrid:

Messi coge la bola y dribla a un par de defensas, pero llega Xabi Alonso y le hace una entrada un poco fea. Ante esto, Puyol se acerca y amenaza a Xabi Alonso, quien es defendido por Pepe. Puyol y Pepe se encaran y empiezan a enchufarse mientras todo el mundo mira y el público anima como si fuera un combate de boxeo. El arbitro les deja terminar y luego les manda 5 minutos al banquillo.

Esta escena surrealista se puede ver casi en cada partido de la Liga de Hockey Hielo Americana. La razón según los jugadores y aficionados es que las jugadas son tan rápidas y las posibilidades de hacerse putadas es tan variada que los arbitros serían incapaces de controlar el juego sucio por sí solos. Es por ello que se admiten las peleas como sistema regulador.


Aunque a alguien que no tenga mucha idea le pueda parecer que todo ocurre caóticamente, las peleas se rigen por un código no escrito bastante estricto. En teoría surgen como represalia a algún mal detalle del oponente y no tienen lugar entre dos jugadores cualquiera.  Cada equipo cuenta con uno o dos tipos especialmente corpulentos y duchos en darse de hostias, que no suelen ser especialmente dotados técnicamente. Son los enforcers. Su trabajo es proteger al equipo, en particular a las estrellas, de cualquier afrenta.

Estos matones no tienen la vida fácil. Al contrario que los jugadores más técnicos, se saben prescindibles y por ello son reacios a informar a sus entrenadores cuando sufren conmociones cerebrales a raíz de las peleas. Estas lesiones cerebrales son bastante frecuentes como podéis leer en este artículo. Yo me quedo con la frase:

And the next day in warm-ups, I couldn’t turn left; I’d always fall down.

Por último, me ha hecho especial gracia que existe una variante del hat trick (para los no futboleros hacer un hat trick significa meter 3 goles en un mismo partido) llamado Gordie Howe hat trick, en honor a una estrella de antaño que era también el matón del equipo. Para conseguir uno hay que meter un gol, hacer una asistencia y partirle la boca a alguien en un mismo partido.

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