Carta a los Reyes

Queridos Reyes Magos,

Este año he sido moderadamente bueno (dejando de lado algunos nimios pecados como no discriminar a los maricones, machacármela a diario y desear la muerte a Esperanza Aguirre), así que confío en que os portéis.

A lo largo de los años he ido madurando y comprendiendo que, como bien dice la Iglesia, los bienes materiales no hacen sino atarnos a las miserias terrenales (cada vez que pienso en lo que tiene que sufrir el Papa sentado en su trono de oro macizo...). Es por ello que este año había decidido pediros que España dejara de ser una puta república bananera que cuando tiene algo de dinero lo dilapida en subnormalidades en lugar de tratar de crear una mínima estructura industrial e impulsar la investigación y la formación universitaria de calidad para no tener que seguir dependiendo de limosnas, burbujas y turistas borrachos.

Pues bien, esta mañana al levantarme me he encontrado con Madrid colapsándose por 3 centímetros de nieve por segundo año consecutivo y he comprendido que no hay esperanza. Así que qué carajo, ya me estáis dejando esto debajo del árbol:

No hace falta ni que las envolváis.

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