martes, 2 de septiembre de 2014

Adiós pringao

Yo a los 18 años era un pringao. Y como a todo buen pringao me gustaba mucho una chavala. Así que decidí decirle que me gustaba. Si no eres un pringao (o una mujer), estarás pensando: eso solo lleva al pagafantismo... Correcto. La tipa me mandó a tomar por culo de manera muy educada. Sin embargo, en cierto modo me hizo un gran favor. Allí empecé a comprender como funcionan las interacciones sentimentales en el mundo real. Si quieres mujeres:

1. Sé deseable: guapo, rico, gracioso, quarterback del equipo de fútbol, jefe de la banda de matones, cualquier miembro de un grupo de música, ten una moto, crea una sensación falsa de éxito, aprende a hablar de fotografía, arquitectura o alguna otra mariconada, haz deportes de riesgo... da igual con tal de que haya mujeres que sean conscientes de ello.

2. Da la impresión de que tienes el nuflo desgastado de que te lo chupen y pasa de toda mujer que muestre interés, pero sin pasarte, dando unas de cal y otras de arena.

Ya está. No hay más.

Ahora, hay un precio a pagar. Paulatinamente el pringao que poblaba tu interior morirá. Y con él morirán sensaciones como la de besar los labios de aquella chavala que pasaba de tu culo en una cálida noche de verano. 

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